Misión caricatura
Calificación: Buena
A excepción de la primera, y por ende la mejor, de las entregas de la saga de Mision Imposible, todas se han enfocado en tratar de potenciar al máximo la imagen de Tom Cruise como un súper macho alfa capaz de lograr lo que sea, y de paso, destrozar a cualquier malo que quiera destruir al mundo.
Este último filme sigue esta misma tendencia, pero con la saludable diferencia de hacer guiños de burla hacia el concepto de la franquicia como tal. Esto deja a la película mas que como una cinta de acción y aventuras, como una entretenida caricatura todo lo que significa esta saga en la historia del cine y la televisión.
La serie original de televisión y la que la siguió en los años 90 se enfocaba en la misión. El espectador seguía con atención las desventuras de todo el equipo por lograr lo imposible. A partir de la segunda cinta, el concepto fue destrozado a balazos y patadas por Tom Cruise, quien como el agente Ethan Hunt era capaz de hacer tantos malabares que haría quedar en ridículo al mismo James Bond.
El resultado es que la saga casi fue arruinada y la carrera de Cruise, abonada por sus locuras a nivel personal, como fenómeno de taquilla, entró en un claro declive del que no había podido salir.
Cruise, como un viejo zorro del negocio, estuvo claro que una salida decente era aprender a reírse de uno mismo o de aquello que lo hizo famoso. La mayoría de las veces una misión imposible, pero esta vez fue posible gracias al acierto de colocar a Brad Bird, creador de The Incredibles de Pixar, en la silla de dirección. A esto súmenle un compromiso de cada actor protagónico, empezando por el mismo Cruise, por encarar estos roles con una seriedad digna de las investigaciones por los atentados de las Torres Gemelas. De eso se trata el mundo del cine. De falsear o caricaturizar la realidad para entretenimiento del público